lunes, 10 de septiembre de 2018

Cuento Policial


La Familia Aguirre
     El viernes por la noche, llegó una llamada a la comisaría de Curton. Era un hombre diciendo que estaba esperando afuera de la casa de su hermano, Juan Aguirre, y no contestaba. Tocó el timbre y lo llamó durante media hora y no hubo respuesta.
     La policía no tardó mucho en llegar. Tuvieron que romper la puerta para entrar, revisaron toda la casa y no había nada. Hasta que llegaron al baño. El hombre estaba en la bañera hundido en un charco de sangre. Unos minutos más tarde, le avisaron a la familia que Juan estaba muerto. Todos se quedaron impactados y lloraban tristemente. La policía científica se encargó de investigar la escena del crimen y los forenses estudiaron el cadáver.
  Días más tarde, la policía les entregó el informe de la investigación: Juan había sido asesinado entre las 19:00 y las 20:00 horas del viernes, a través de cinco puñaladas.
Su hermano, entonces, decidió contratar a un detective para averiguar quién lo había asesinado, ya que no confiaba en la policía local. Por ello Ana, su madre, le recomendó a un detective que encontró en internet llamado Pedro Rodríguez. Pablo no confiaba, pero ante la insistencia de su madre decidió contactarlo, el detective le pidió un tiempo para poder atender otros asuntos.
 Luego de unos días, Pablo, su hermano, volvió a contactar al detective para saber cómo iba su investigación. Pero antes de hacerlo recibió una carta de Pedro:
-Pablo, voy a comenzar con la investigación, pero antes necesito ver la escena del crimen e inspeccionar el cadáver de tu hermano.
Pablo accedió.
    A la mañana siguiente, Pablo, Pedro y Ana fueron al lugar de los hechos. La mujer estaba muy nerviosa, era comprensible, su hijo había muerto…
Al llegar Pedro comenzó a investigar, aunque no parecía hacerlo bien, era un poco torpe.
Pasaban las horas y parecía que no estaba descubriendo nada. De pronto algo le llamó la atención, era una pulsera de diamantes rota en la rejilla.
Ana, antes de poder sacarla se descompuso.
    Fueron al hospital, la revisaron ,pero no le ocurría nada, ella estaba muy rara. Pablo la acompañó hasta su casa, pero Pedro no se dio por vencido y  volvió a la escena del crimen, logró sacar la pulsera con cuidado para intentar saber de quién era por las huellas digitales.
    Al enterarse de todo eso, Pablo y Ana quedaron muy impresionados con la habilidad del investigador. Ellos no creían que pudiera hacerlo.
Días más tarde, Pedro contactó a Pablo para hablar de algo grave. Se trataba de que la pulsera tenía la huella digital de Ana. Pablo no lo podía creer, él estaba muy asustado.
Al enterarse de todo, la policía decidió interrogar a los dos posibles asesinos; Pablo y Ana.
Después de días de investigación, Pedro fue a preguntar a los conocidos de Juan a ver si sabían algo de la pulsera de diamantes que habían encontrado en la rejilla del baño. Mientras Ana y Ricardo, el padre de Juan, planeaban un funeral muy caro porque Ricardo era dueño de una empresa de plástico que daba mucha plata, y Ana insistía con que el marido le entregase plata para comprarse cosas, como si no le importase la tragedia.
A todo esto, Pedro encontró a una vieja amiga de Ana y que conocía a Juan desde chiquitito, preguntó por la pulsera y le dijo que era de Ana, Pedro, confundido fue a la preparación de funeral de Juan y habló con Ana sobre el tema. Notó que Ana estaba un poco nerviosa. Que ella transpiraba y le temblaban las manos. Cuando Ana se dio cuenta de que Pedro sabía, le  dio una excusa para irse y se fue.
    Pedro informó a la policía y la buscaron por la ciudad hasta que llegó una llamada a la comisaría diciendo que habían hallado a una mujer muerta que se había tirado de un edificio. Cuando llegaron a la escena vieron que era Ana, revisaron el auto y había un diario íntimo que decía “Planes”, donde contaba lo que había hecho Ana. Matar a  Juan como un comienzo, mataría luego a su otro hijo y a Ricardo para quedarse con toda la plata de la empresa, pero, en caso de que algo saliera mal, ya tenía planeado un suicidio para no ser encarcelada. Que según ella era peor que morir.
Desde ese momento fue uno de los casos más conocidos de Argentina.