miércoles, 23 de mayo de 2018

La misteriosa caja


La misteriosa caja
Un día tormentoso un niño llamado Adler tuvo una muy fuerte discusión con su madre, Adolfina, por lo que decidió escaparse y llamar a su mejor amiga Erika.
Adler era un chico de una familia que anteriormente había sido muy poderosa en los años treinta. Tenía cabellos color oro y unos ojos azules que encandillaban a cualquiera. Mientras que Erika era una niña sencilla de cabellos negros y ojos saltones color café, de una familia que había emigrado a Alemania en los años de guerra.
Ambos se encontraron en el parque en el que se habían conocido por una reunón de amigos de diferentes zonas. Partiendo desde allí comenzaron a caminar hacia el cementerio en el que la abuela de Adler había sido enterrada. Ir a ese lugar solitario era una forma que tenían los chicos de alejarse de sus problemas, pero para llegar debían hacer un largo camino por un solitario bosque. Cuanto más hablaban más rapido obscurecía y de un momento a otro, la noche y una audaz tormenta se apropiaron del cielo.
Frente a esto Adles y Erika intentaron encontrar un lugar donde esperar a que acabase la lluvia. Luego de un largo rato, buscando una solución, Erika pudo ver un pequeño techo a lo lejos, entre la niebla y el frio de la noche.
-Vamos hacia allí- propuso Erika.
-Si es el unico techo, vamos- respondio Adler.
Alli, todo el ambente se tornó aún más tenebroso; ojos saltones se asomaban por entre los pastizales y las hojas de los arboles se azotaban entre sí con fuerza.
Decideron quedarse allí a esperar, pero una fuerte rafaga de viento desprendio el techo por el que estaban cubiertos, por lo que tuvieron que buscar una rápid solución ante la fuerte tormenta.
-Voy a ver qué hay por allí- dijo Erika -  Vos andá por otro lado.
-Está bien, pero ten cuidado.
Cuando llegó Erika noto que una baldosa estaba mucho mas nueva y levantada que el resto, por lo que decidió moverla y ver que era lo que escondía esa misteriosa baldosa. Una vieja y oxidada escalera que descendía unos doce metros por debajo de la superficie;
- ¡Ad! Ven a ver esto- exclamó.
- ¿Qué es? Tenemos que irnos de aquí ahora.
En el excacto momento en que Adler dijo eso, el cielo comenzó a tronar de una forma tan imponente, que por el gran miedo Erika cayó en el agujero, pero quedó agarrada a una de las manijas de la escalera.
-¡Erika! Estás bien?!!- exclamó preocupado
- ¡Estoy bien!- dijo Erika- Estoy agarrada de uno de los barrotes de la escalera.
- Voy para allá.
Adler bajó las sucias y oxidadas escaleras con mucha precaución y ayudó a Erika a bajar hacia donde fuera que eso llegase.
-¿Que es esto Ad?-pregunto Erika aterrada
-No lo sé ,parece un laboratorio de la guerra-
En las paredes del lugar se encontraban inscripciones de la Segunda Guerra Mundial y síombolos de la época en que los nazis dominaban el territorio europeo. Los chicos caminaban aterrados por el lugar, cuando vieron una caja con unos extraños agujeros y una inscripción que decía: “El que se atreva morirá”
Pero esta caja atraía particularmente a los niños por lo que decidieron abrirla.
Al instantre, un monstruo, que parecía una muy pequeña persona desfigurada, los atacó a ambos.Los asesinó y en descuartizó parte por parte a cada uno de ellos, para luego comerlos y alimentarse de las fibras de sus músculos.
Esta historia fue encontrada por un enfermero de la clínica psiquiátrica de guldumbrem, un pueblo que fue uno de los centros de comando de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Hasta el día de hoy no se sabe nada de esta historia.